120 kilómetros de Bogotá se convierten cada mañana de domingo en un extenso circuito para la bicicleta. Se trata de La Ciclovía, una actividad cultural y recreativa en la que algunas de las calles de la capital colombiana son destinadas para convertirse en amplias ciclovías, las cuales permiten tanto a sus habitantes como a los turistas desplazarse en bicicleta alrededor de Bogotá
A través de una entrevista radial emitida por RCN, el arquitecto Jaime Ortiz recuerda los orígenes de la ciclovía en los años setenta, cuando surgió como una propuesta desarrollada junto a otros arquitectos para habilitar el uso de las avenidas como espacios para la bicicleta todos los domingos.
Tras su primera edición del 15 de diciembre de 1974, la Ciclovía se convirtió en una causal de debate no solo por el elemento en sí sino por las actividades alrededor de su uso, explica Ortiz. Es por esto que, analizando sobre la tesis de una ciudad no diseñada exclusivamente para los carros, se plantea una dinámica donde los peatones, ciclistas y automóviles de transporte público tengan un espacio pensado para ellos. Entonces la bicicleta se vuelve no solo en un medio para movilizarse como se conocía hasta el momento, sino en la excusa para diseñar una estrategia que implicara cerrar las calles de la ciudad.
Para ello Ortiz indica que propusieron “la creación de un espacio neutral al que pudiera acceder toda la ciudad, los de izquierda, los de derecha y particularmente las mujeres”, y así sobrepasando barreras políticas y culturales de como se tenía pensada la bicicleta entre la sociedad.
Debido a su éxito, el 12 de octubre de 1975 se repite el evento y en junio del año siguiente, tras varios estudios, se presentan los decretos para implementar la ciclovía. Y partir de la fecha convertirse en esa franja urbana en la que los ciudadanos tienen la libertad de desplazarse por las anchas calles no solo en bicicleta, sino caminando, trotando o patinando.
A partir de ahí, el concepto genera eco en la movilidad de los domingos, en la educación y crianza de las generaciones que se han levantado desde hace más de 40 años. En la fase inicial del proyecto se entiende como un fin cultural y recreativo, pero el uso de la bicicleta trasciende al deporte, entonces su relación con las personas de afianza desde dos perspectivas.
Según el Instituto Distrital de Recreación y Deporte de Bogotá (IDRD), actualmente la logística de la ciclovía permite que 1,5 millones de personas participen semanalmente y la actividad sobre dos ruedas se ha expandido lo suficiente en la mente de las personas, como para hacerla parte de la cotidianidad. Su percepción va más allá de ser un medio de transporte y continúa creciendo la idea de percibir libertad al usar una bicicleta. Ahora Colombia es un referente a nivel mundial respecto al planteamiento de La Ciclovía, a pesar de que en el resto de Hispanoamérica se utilice la palabra para referirse a todas las vías destinadas para el ciclismo.
